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· Semiótica de la comparecencia de M. Rajoy

© 2013 Josep Marc Laporta

La comparecencia pública de Mariano Rajoy (2/2/2013) ––a colación de la publicación realizada por el diario El País sobre supuestos sobresueldos en negro para distintos cargos del Partido Popular y las implicaciones judiciales del extesorero Luis Bárcenas–– nos ha deparado una interesante perspectiva gestual del presidente del gobierno que merece un detenido análisis y observación semiótica y de comunicación no verbal.
En primer lugar es importante atender al escenario y las condiciones vitales en que se produce la alocución: en la sede del partido, ante los miembros del Comité Ejecutivo Nacional, sin la presencia de periodistas y sin posteriores preguntas. Estas favorables circunstancias han sido claves para que el presidente pudiera leer su discurso con cierta tranquilidad y convicción retórica. Sin duda, la puesta en escena no podía ser más propicia para sus intereses. El clima de familiaridad y confianza que le proporcionaron sus compañeros de partido y la ausencia de periodistas, le permitió un cierto sosiego y aire psicológico para enfrentar el difícil papel político que tenía por delante. En definitiva, Mariano Rajoy hizo una declaración pública y solemne en el mejor marco posible, tanto en lo escénico como en lo cinestésico.
Un detalle que es imposible pasar por alto es el atuendo. El traje negro, con corbata a rayas azules, blancas y grises transmitió un mensaje regio y solemne, aunque sin ser extremadamente grave. Es, por lo tanto, un acierto visual para sus intereses haber conjugado estéticamente prudencia y elegancia, discreción y prestancia.
En la expresión de Mariano Rajoy es donde hemos podido descubrir los flancos de su estado emocional y coherencias inestables. Habitualmente, el presidente se muestra en todas sus intervenciones públicas con parecida actitud discursiva. Su rostro erguido, serio, con buena alocución y mirada firme y bien extendida hacia sus oyentes, es una muestra de su papel presidencial, de buen orador parlamentario y notable comunicador. En el discurso al que aludo no se apreciaron diferencias significativas a su habitual actitud. No obstante, su semblante reflejó la tensión recientemente vivida con cierto parecer tenso, demacrado y ojeroso. A ello pudo contribuir una iluminación poco favorable; pero pese a esta probabilidad, sí que en su rostro se pudieron observar las huellas de unas últimas horas de gran tensión y preocupación política.
En referencia a la semiótica de su intervención, es importante considerar un dato condicionante: muy probablemente el presidente vivió un profundo estado personal de disgusto e irritación. Dadas las circunstancias y los sucesos de los últimos días, es muy probable que Mariano Rajoy se sintiera profundamente contrariado e incluso airado. Cuando un sentimiento de enfado y dolor es predominante, es muy posible que éste pueda llegar a anular en el rostro otras afecciones personales, como la intranquilidad, la mentira, la confianza o una baja autoestima. Es por ello que a veces no se puede llegar a percibir la totalidad o gran parte del mismo lenguaje gestual, ya que ese profundo sentimiento de enfado e irritación puede estar anulando en el rostro otras marcas o señales reveladoras. No obstante, y a pesar de esta consideración y punto de partida semiótica, sí que se pudieron vislumbrar en Mariano Rajoy ciertas contradicciones y discordancias gestuales.

Una previa aclaratoria nos debe situar en la realidad de este análisis. La semiótica no es un polígrafo o un instrumento de gran sensibilidad y precisión para detectar mentiras. La semiótica nos permite observar fenómenos significantes, objetos de sentidos, sistemas de significación, lenguajes sordos, comunicación no verbal, discursos miméticos y los procesos a ellos asociados: la producción e interpretación. Esto indica que las apreciaciones que se derivan de la semiótica no tienen como finalidad detectar mentiras o verdades, sino apuntar gestos, muecas o señales que desvelan o apuntan una realidad, cuyo fin no es probar nada sino señalar indicios y probabilidades.
Pese a su buena capacidad oratoria, en el discurso de Mariano Rajoy se observaron algunos mensajes no verbales del rostro que desvelaron una clara desconexión con el contenido. Un primer detalle se aprecia en la frase: ‘los españoles tienen que tener la seguridad de que les gobiernan personas honradas e íntegras’. La pronunciación de la última palabra –íntegras– va acompañada por un microgesto tensional de los labios y los círculos oculares que se puede calificar como de incoherencia o contradicción. Asimismo en la misma frase aparecen en el rostro microgestos discordantes, que nos llevaría a pensar dos cosas: una, que no estaba a gusto con lo que debía decir; o dos, que lo que transmitía no tenía una buena relación con lo que pensaba o sentía. Posteriormente, cuando repitió la palabra integridad, volvió a acompañarla de una mueca labial y ocular bastante discordante.
El discurso de Rajoy constó de tres partes a modo de bocadillo. La primera fue de introducción aproximativa; la última, de conclusión aseverativa; mientras que justamente en la mitad de su alocución fue cuando pronunció las esperadas y contundentes palabras: ‘Es falso, nunca he recibido ni he repartido dinero negro ni en este partido ni en ninguna parte, nunca. Lo diré otra vez, es falso. Todo lo que se ha dicho y todo lo que se pueda insinuar es falso, y lo digo con toda serenidad. Lo repito otra vez para que quede claro, es falso’.
Estas fueron las palabras que todas las cadenas de televisión destacaron en portada y repitieron innumerables veces. Sin duda, fueron las expresadas con mayor claridad, con fortaleza dialéctica, voz firme, sin muecas contradictorias o discordantes y con la mirada más directa. No obstante, no deberíamos olvidar que la contundencia e importancia de esas concretas y precisas palabras, precisamente eran las que el presidente sabía de antemano que debía pronunciar con mayor contundencia y nitidez. Por eso no es de extrañar que el tono de voz y la gestualidad del rostro caminaran en un mismo sendero de firmeza y seguridad, por su previa preparación psicológica para la enunciación. Pero precisamente al superar este punto central del discurso y proseguir con su alocución, segundos más tarde, al volver a decir ‘nunca he recibido dinero negro, ni en este partido ni en ninguna parte’, un breve tic en forma de guiño en el ojo izquierdo apareció sutilmente. Fue una leve muestra de inseguridad o incoherencia, que inconscientemente no pudo dominar. El tic en el ojo izquierdo es un gesto instintivo muy habitual en Rajoy: muchas veces aparece cuando está pronunciando alguna frase comprometida o de inestabilidad psicológica. Este mensaje no verbal y habitual del tic nos obliga a observar muy de cerca el trasfondo comunicativo y semiótico del presidente.
Al continuar adelante con otros temas, el presidente se mostró seguro, con semblante más tranquilo y confiado, y sin ningún gesto facial deductivo. Al acusar a otros de manipulación o de entorpecer el trabajo del gobierno de la nación, se mostró bastante contundente y seguro. Asimismo sucedió cuando habló de su firme deseo de servicio al país, de su anterior profesión como registrador de la propiedad y de la labor que se está realizando con miras a salir de la crisis. No obstante, cuando volvió fugazmente al tema central y repitió que ‘todas nuestras retribuciones se han ajustado a la más estricta legalidad’, volvió a aparecer el mismo tic en el ojo izquierdo, síntoma de intranquilidad o discordancia mente/verbo.

En la comparecencia del presidente Mariano Rajoy se han apreciado suficientes detalles semióticos que indican incoherencia, discordancia o inseguridad. Se identifican ciertas y significativas contradicciones entre la palabra y el gesto, entre el mensaje y el mensajero. Y aunque no son determinantes respecto a su nobleza y honorabilidad, sí que son indicadores de observación para vislumbrar lo que hay detrás de unas solemnes e impecables palabras. Hubo clara incoherencia y cabe pensar que estaba escondiendo alguna verdad. No obstante, desde la semiótica tan solo podemos entrever o descubrir indicios de mensajes escondidos, aunque muchas veces no podamos descifrar a ciencia cierta la completa información que aportan dichos mensajes. El lenguaje de los signos y los gestos tiene sus códigos y referencias científicas, pero no define la cualidad ética y moral de la persona ni la totalidad de su veracidad y autenticidad.[1]

http://politica.elpais.com/politica/2013/02/02/actualidad/1359804393_777742.html



[1] El presente estudio se ha realizado doce horas después de la comparecencia pública del presidente. Ha sido visionado una primera vez en vídeo sin sonido; y una segunda con vídeo y sonido. Del primer visionado se han extraído los datos más destacados y reveladores, que posteriormente se ha contrastado convenientemente y conjuntamente con la imagen, la voz y el mensaje oral. 

© 2013 Josep Marc Laporta 

Documento en PDF: http://www.adsomaster.com/Semiótica-de-la-comparecencia-de-M-Rajoy.pdf.

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4 comentarios:

  1. santocolomero08:59

    Me ha gustado.... una buena radiografia que desnuda al Rajoy de arriba abajo.

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  2. Anonimo indignado -version .509:01

    se la visto el plumero al Marrano Rajoy!! impresentable y ha de dimitir. No nos merecemos estos politicos de mierda!!

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  3. rojoyazul14:42

    Que buenoooooooooo Ya lo tenemos clichado! Marianinnnn, que te conocemossss

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  4. Jesus MA06:51

    El primero que leo que tiene un poco de base científica y es equilibrado!!

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