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· Relatos insolidarios con postdata (2)


© 2016 Josep Marc Laporta

1-      Una foto falsa para dar más pena
2-      Aldeas infantiles con figurantes
3-      Vacunas caducadas para los pigmeos
4-      Competencia desleal en Comercio Justo
5-      Reservas nada naturales
6-      La iglesia pentecostal, el SIDA y los condones
7-      Albert Schweitzer y la luz en Gabón
8-      Pepinillos en vinagre

 

UNA FOTO FALSA PARA DAR MÁS PENA


     Sucedió el primero de octubre del 2015, cuando la ONG The White Helmets[1] fue pillada publicando una foto falsa de una víctima civil en su cuenta de Twitter, simulando que había sido por un ataque ruso en Homs, haciéndola pasar como prueba de la desastrosa acción soviética en Siria. La organización publicó una foto en la que se mostraba a una niña sangrando en brazos de un hombre, alegando que resultó herida junto a un gran número de civiles durante el ataque aéreo ruso lanzado el 30 de septiembre de ese mismo año. En el time line de The White Helmets se podía leer:

     «Russia strike in Homs today. 33 civilians killed, including 3 children and 1 @SyriaCivilDef volunteer. pic.twitter.com/5aYYSrwv2d» (The White Helmets @SyriaCivilDef; september 30, 2015)

     Sin embargo, la falsa afirmación fue respondida de inmediato por distintos usuarios de Twitter que descubrieron que la foto de la niña herida realmente fue tomada el 25 de septiembre de 2015, cinco días antes, y no por acción bélica rusa. Evidentemente, tras descubrirse la falsedad, la foto fue eliminada del time line de la cuenta de The White Helmets, sustituyéndola por otra en la que no aparecía ninguna persona, tan solo edificios destruidos y humo.

     A raíz de esta fotografía y de otras en las que también había fabulado adjuntando una imagen que no correspondía con la realidad, The White Helmets (denominada también Defensa Civil Siria) ha sido considerada como una ONG de dudosa credibilidad. Financiada por el Reino Unido, Estados Unidos y el partido de la oposición sirio, al final la controvertida organización parece trabajar principalmente con el grupo rebelde Jabat al-Nusra, filial de al-Qaeda. Una contradicción ética difícil de sostener.


     POSTDATA: Muchas ONG’s, al promocionarse y levantar fondos para sus proyectos solidarios, tienden a falsear la realidad, incluyendo fotografías no auténticas, fuera de contexto, dramatizadas o falseadas. Una imagen vende más que mil palabras. Esta es la máxima que induce a sus responsables a adulterar o falsificarlas con la finalidad de enternecer al dador para que siga colaborando de manera continuada y sin pausa. A veces no solo es tomar una imagen que no corresponde con la realidad, sino escoger aquéllas que más impacto puedan suscitar en el socio colaborador, aunque no sea la normalidad ni el escenario habitual en el campo de cooperación.

     Muchos anuncios de organismos humanitarios se centran en la imagen de un niño negro, acompañado de un lema dirigido directamente al lector. «Ayúdanos a crecer», decía un niño sonriente en la propaganda de ‘Acción Contra el Hambre’. Incluso hay ONG’s que han convertido a los niños en objetivo exclusivo de su acción: solo trabajan para el bienestar de los pequeños, no de los mayores. Es el caso de ‘Save the Children’, del portugués ‘Instituto de Apoio á Crianza’, de ‘Mensajeros de la Paz’ o de ‘África Arco Iris’. Pero, en realidad, la mayor parte de los problemas de la infancia africana (sanitarios, alimentarios, etc.) son comunes a los de todo el resto de la sociedad occidental y mundial: si no hay hospitales, no hay para nadie; si no hay escuelas no hay para nadie. Y es obvio que la mejor forma de ayudar a los niños es ayudar a sus familias. Lo mejor para un niño es que su padre tenga empleo y medios para vivir.

     Si creyéramos que África es aquello que nos enseñan algunas ONG’s, pensaríamos que es un continente donde solo hay menores, sin adultos. En algunos folletos de organizaciones de ayuda no se ve a ninguna persona mayor. De esa forma se refuerza el estereotipo de una infancia africana ‘abandonada’ por sus adultos, que para subsistir depende de la cooperación. Si aparece una persona mayor con los niños, es un cooperante que los ayuda. El mensaje que se transmite es que las sociedades del Sur han fracasado y que los donantes deberían suplantarlas para garantizar el bienestar de los niños desvalidos.

     Vender solidaridad por el sentimentalismo de la fotografía es tan habitual dentro de las organizaciones humanitarias que prácticamente en todas es lo normal. Sin embargo debería imperar un equilibrio ético que permitiera no excederse ni falsear la realidad para no convertir la solidaridad en amarillismo propagandístico, a imitación de la publicidad comercial. Desde ahí, el paso al descrédito y a la insolvencia moral es tan solo una cuestión de tiempo.


ALDEAS INFANTILES CON FIGURANTES


     Aldeas Infantiles SOS[2] es una ONG internacional que se ha especializado en la atención a huérfanos. Esta organización abrió a principios de este siglo un internado en Guinea Ecuatorial para garantizar a los niños sin familia el derecho a gozar de una infancia digna y una buena educación. Pero no encontraron a niños desamparados, porque, en África, normalmente los huérfanos son acogidos por sus parientes o vecinos, rehuyendo toda orfandad. Por lo tanto, decidieron aceptar a muchos internos que realmente no eran huérfanos, argumentando que, como mínimo, sería positivo que algunos niños guineanos recibieran la mejor formación. No ahorraron recursos en esta tarea y construyeron una buena escuela, un dispensario, campos de deporte, etc.

     En el internado, los niños disponen de una correcta alimentación, con todas sus necesidades cubiertas y tienen a su servicio todos los avances derivados de la pedagogía más moderna. Pero también son muy conocidos en su entorno. Sus compañeros los distinguen porque continuamente organizan peleas y agresiones; sus profesores, por su incapacidad para finalizar los estudios; y los vecinos del barrio porque de vez en cuando se escapan del internado y cometen hurtos en propiedades y pequeños robos. Incluso a algunos de ellos ya los empieza a conocer la policía.[3]


     POSTDATA: La relación entre buenas intenciones o presuposiciones imaginarias y la realidad a veces puede llevar a la cooperación internacional a ridículos de gran magnitud. La abnegada labor que realiza ‘Aldeas Infantiles SOS’ contrasta con la poca planificación y la manifiesta improvisación al diseñar un ambicioso objetivo educacional sin antes conocer bien la realidad sociológica del país. No hubo ningún estudio concreto ni exploración sobre qué necesidades más urgentes carecían los niños guineanos. Y no se percataron de que los niños guineanos, al quedar huérfanos, son adoptados rápidamente por sus familiares más cercanos. La cruda realidad se impuso aún más cuando la planificación ya estaba decidida y la construcción de la aldea terminada, por lo que, para salir del paso, encontraron una solución de urgencia que contentaba a la organización y, también, la comprometía. Lo que hicieron fue, como se dice en argot popular, ‘salvar los muebles’.

     Muchas organizaciones no gubernamentales nutren sus programas de ayuda al Tercer Mundo de una estrategia muy particular e interesada: perseguir su implantación en un país o territorio para asegurar y promocionar la occidental viabilidad de sus particulares proyectos, consiguiendo así mejores aportaciones y partidas económicas de sus gobiernos y socios. Claro está, este interesado propósito elude en gran parte la realidad social, cultural, económica y antropológica del lugar de misión, convirtiendo el proyecto cooperante en servidumbre a los particulares intereses de la ONG en su país de origen. Esta práctica es muy común y tremendamente nociva.


VACUNAS PARA LOS PIGMEOS


     Durante el verano del año 2002 aterrizaron en el aeropuerto de Douala un grupo de estudiantes de medicina franceses. Iban a vacunar a los pigmeos de la zona de Bipindi, en el sur de Camerún. Llegaron al aeropuerto con un montón de vacunas, sin tener en cuenta que en este país africano se pueden comprar sin problema. En cambio, se olvidaron de prever cómo podrían guardar estos fármacos: en Camerún no es nada fácil encontrar neveras que funcionen, especialmente en las zonas rurales. Al cabo de 48 horas las vacunas ya estaban en mal estado y deberían haberse tirado. Pero los estudiantes no habían venido desde tan lejos para nada, y decidieron proseguir la vacunación, con las vacunas estropeadas o en un muy cuestionable buen estado.

     En Bipindi, mediante una pseudo ONG pigmea, conducida por un astuto camerunés no pigmeo, fueron de pueblo en pueblo convocando a todos los habitantes. Los reunían y los vacunaban sin ni siquiera informarles de qué los estaban vacunando. Las medicinas que les inyectaban, si hubieran permanecido en buen estado, habrían requerido una dosis posterior de refuerzo; por eso en todas las campañas de vacunación se facilitan carnés en los que se indican las vacunas administradas y la fecha en que se realizan.

     Los estudiantes franceses no llevaban carnés, por lo tanto en el futuro habría sido imposible completar la vacunación. Vivieron tres semanas en condiciones espartanas. Comieron cada día espaguetis con sardinas en lata, bebieron agua potabilizada con lejía, no hicieron turismo, no se fueron de fiesta y se entregaron enteramente a la obra encomendada. En definitiva, fueron o parecieron unos auténticos mártires de la cooperación al desarrollo y se fueron de Camerún muy satisfechos. Al marchar dijeron muy ufanamente que la labor que habían llevado a cabo había sido de gran importancia.


     POSTDATA: La actitud de estos cooperantes refleja una grave deficiencia: tratar a los receptores africanos de ciudadanos de tercera clase. O sea, darles lo que sea, ya que siempre se conformarán con cualquier cosa. Les llevamos vacunas y las administramos con un piadoso esfuerzo humanitario, pero, en realidad, los tratamos de manera absolutamente displicente y despreciativa.

     Parece que para ganarnos el cielo, a las tiernas y solidarias criaturas de Europa nos basta con tirar las cosas en el sitio adecuado: las botellas en el contenedor verde, los cartones en el contenedor azul y los trastos inservibles a las cajas para los negritos, que ‘necesitan de todo’, aunque esté en mal estado. Y las vacunas…, administrarlas sin ningún control ni seguimiento. Pero si el equipo de voluntarios hubiera hecho exactamente lo mismo en Francia, los hubieran procesado por un delito contra la salud pública. Esta es la gran diferencia y la prueba del algodón que manifiesta y señala nuestra falta de coherencia humana y solidaria.


COMPETENCIA DESLEAL EN COMERCIO JUSTO


     Salisbury es una pequeña ciudad en el sur de Inglaterra. En una calle muy cerca del casco antiguo, en la calle Winchester St., había una pequeña tienda de libros de segunda mano que llevaba abierta más de diez años. El negocio no marchaba nada mal, hasta que abrieron en el vecindario una tienda de Comercio Justo[4] de Oxfam.[5]

     Para recaudar dinero, la organización solidaria vendía en esta nueva tienda los libros usados que la gente les regalaba. La tienda de Oxfam no solo no pagaba los libros, sino que sus dependientes no cobraban, ya que allí únicamente trabajaban voluntarios de la organización. De esta manera Oxfam podía vender libros a un precio mucho más económico que la librería de ocasión del barrio. Finalmente, el librero tuvo que cerrar su negocio. Como es lógico pensar, es muy posible que después de todo el abnegado librero no tuviera un buen concepto del Comercio Justo ni de las organizaciones solidarias.


     POSTDATA: El comportamiento de algunas ONG’s al perseguir sus objetivos solidarios, sin querer muchas veces les conduce a situaciones contradictorias. El Comercio Justo, también llamado Comercio Alternativo, es un movimiento internacional formado por organizaciones del Sur y del Norte, con el doble objetivo de mejorar el acceso al mercado de los productores más desfavorecidos y cambiar las injustas reglas del comercio internacional.

     Sin embargo, muchas veces este sistema pone en peligro a los pequeños comercios de una ciudad, que pretenden ganarse el sustento diario mediante un digno trabajo. Especialmente es así cuando, como es este caso, se pretende hacer Comercio Justo con productos que no lo son ni tienen ninguna relación con los productores del Tercer Mundo. Oxfam utilizó para fines de recaudación propia libros de segunda mano, negocio totalmente ajeno al espíritu de solidaridad, cuya esencia es el equilibrio social mediante la importación de productos provenientes de la agricultura del Sur para la distribución o venta directa al consumidor del Norte.[6]


RESERVAS NADA NATURALES


     Por pura definición, una reserva natural es un área protegida, de importancia para la vida silvestre, flora o fauna, o con rasgos geológicos de especial interés que es conservada y administrada por el hombre, con fines de conservación y de proveer oportunidades de investigación y educación. La creación de reservas naturales también tiene como propósito preservar y salvaguardar un espacio virgen, ecológicamente puro, impidiendo que el desarrollismo, la civilización y la virulenta acción humana pueda alterar o condicionar su estado natural.

     En África hay zonas habitadas por poblaciones indígenas que tienen un modo de vida absolutamente respetuoso con el medio ambiente, por eso, precisamente, conservan su patrimonio natural. Pero muchos de los conservacionistas están obsesionados en impedir que estos pueblos continúen viviendo y sacando provecho de su entorno. De esta forma se prohíbe a los pastores nómadas que lleven sus rebaños a pastar como lo hacían tradicionalmente, se reduce la extensión de tierras de cultivo y, sobre todo, se impide la caza, aunque la carne de caza es un elemento decisivo de la dieta en muchas zonas de África.

     La contradicción es que estas reservas aíslan precisamente a sus auténticos conservadores. Es decir, pretendiendo proteger un territorio natural, se excluye, aparta y traslada a los indígenas que durante siglos han cuidado y protegido de manera muy natural esos denominados parques o reservas. Es inverosímil pensar que los guardas forestales o los servicios de un gobierno u organismo internacional podrían cuidar mejor esos territorios, cuando sus aborígenes habitantes han sido quienes desde sus ancestros lo han cuidado y entregado en perfectas condiciones a los proteccionistas y naturalistas. Y aún más contradictorio es hacerlo en nombre de la solidaridad y la cooperación internacional, privando a los cazadores de esas tribus y a sus animales de pasto permanecer en su hábitat de vida y sustento, para trasladarlos a otros territorios ajenos a sus ancestrales hábitos. Al final, los indígenas persisten en sus costumbres y territorio, siendo perseguidos por las nuevas leyes y considerados como cazadores furtivos e intrusos jurisdiccionales.[7]


     POSTDATA: Similares acontecimientos de desprecio a los indígenas se suceden repetidamente en muchos territorios de África, América y Asia. En nombre del desarrollo y la civilización se pretende desalojar a ancestrales culturas de sus medios de vida. Unas veces se hace con la excusa del respeto y conservación de los bienes naturales; otras por apropiarse de las riquezas que hay en el subsuelo; y en muchas por la inconcebible e inadmisible superioridad moral de una civilización occidental que considera su manera de vivir como la medida de todo. Sin embargo, hay otras medidas y formas de entender la vida, la sociedad y la subsistencia. Pero, como acostumbra a suceder, los débiles siempre son desalojados de las pertenencias que les legó la historia, arrebatándoselas en nombre de la civilización y el desarrollo. Al final, se quiebran drásticamente los equilibrios antropológicos y culturales, convirtiendo a los aborígenes en esclavos de una nueva y desconocida manera de vivir, descomponiendo así sus antiguas e imperturbables estructuras sociales.


LA IGLESIA PENTECOSTAL, EL SIDA Y LOS CONDONES


     En Kenia, como en otros países de África, se está produciendo desde hace años una progresiva implantación de iglesias pentecostales. Una de ellas, la Iglesia Pentecostal Agmo Prayer Mountain, ubicada en Nairobi, se esfuerza en la lucha contra una de las plagas más generalizadas y mortíferas del continente: el SIDA. Sin embargo, la cruzada contra la epidemia no se hace mediante la atención y prevención sanitaria, sino exclusivamente con la oración. «Creo que la gente puede ser curada de todo tipo de enfermedades a través de la oración, incluyendo el VIH», afirma el pastor Joseph Maina.

     Los cultos televisados de sanidad son espectáculos masivos donde se anima a las personas infectadas con el VIH a testificar en público de su sanidad por medio de la oración, para luego quemar públicamente los medicamentos antirretrovirales. Pastores como Joseph Maina, tras un bullicioso espectáculo religioso y mediático, declaran a las personas que han orado para sanación, que ya han sido curadas por su fe en Dios, incluso sin tener ninguna prueba médica.

     Este revuelo ha generado un amplio debate en África sobre el papel de la religión contra la epidemia del SIDA. El tema no es nuevo en la sociedad africana que ha enfrentado problemas similares, sobre todo cuando las iglesias combatieron la distribución de preservativos, dañando las campañas que pretendían frenar la propagación del SIDA. No solo las iglesias católicas, también las pentecostales se han opuesto frontalmente a las campañas a favor del preservativo y su función profiláctica.

     Pero el virus no se elimina solo con la oración. Según cifras oficiales, 6,3 millones de personas reciben el llamado ‘cóctel’ triple terapia o antirretrovirales en los hospitales y clínicas en la parte oriental del continente, mientras enfermos ya ‘sanados’ que salen victoriosos de los cultos de las iglesias caen en la más profunda depresión al no verse liberados del mal. La realidad es que sin una adecuada medicación no es posible detener el avance de la epidemia.

     En la actualidad, una de las instituciones que más buscan un acercamiento entre la religión y la medicina es INERELA, que reúne a líderes religiosos portadores del VIH. «Nosotros debemos demostrar liderazgo en esta área», ha afirmado Jane Ng’ang’a, uno de sus coordinadores. «Debemos estar a la vanguardia, incentivar el cumplimiento de la medicación, y proporcionar apoyo psicológico a las personas infectadas y miembros afectados de la familia». Los números de la organización INERELA dicen que ya se han registrado más 2.000 casos de curas no confirmadas. Sólo en la capital, Nairobi, hay un promedio de 10 personas al mes que afirman haber sido engañados por los pastores. Muchos volvieron a consumir los medicamentos cuando su salud se debilitó.

     Margaret Lavonga, que asistió a un culto pentecostal hace unos meses, afirma que fue obligada a dar dinero durante el culto; sin embargo, ella creyó que había sido sanada por lo que el pastor confiscó sus medicamentos y junto a otras cuatro personas que tenían el VIH quemó todos los medicamentos ante toda la concurrencia. El grupo de ‘sanados’ fue invitado a realizarse una nueva prueba en una pseudoclínica auspiciada por la iglesia, donde se les declaró que estaban curados.

     Margaret explica lo que sucedió: «Nos llevaron a dar testimonio en los barrios pobres de Nairobi, a decirle a la gente acerca de los maravillosos milagros anunciados por el pastor…, pero después de unas semanas empecé a enfermar. Cuando me hice una nueva prueba, me dijeron que el virus todavía estaba en mí y se había multiplicado considerablemente desde que dejé de tomar los medicamentos».


     POSTDATA: Las constantes campañas de prevención y control que realizan los gobiernos y las organizaciones sanitarias chocan frontalmente con los masivos cultos pentecostales donde se ejerce una fe puramente infantil y mágica. El recurso fácil de los pastores es que si las personas no se sanan es porque su oración no tiene suficiente fe. Pero lo cierto es que las oraciones que anuncian una rápida cura milagrosa producen graves daños a las personas enfermas y a sus familias. Desesperados por su situación, muchos buscan en las iglesias un apoyo psicológico y espiritual para salir de la enfermedad, aunque al final todo continúe igual.

     La espiritualidad que ‘venden’ dichas iglesias está causando un gran revuelo en África. El aumento muchas veces desproporcionado de las iglesias pentecostales —observado desde Occidente como un nuevo mover del Espíritu de Dios en el mundo— en realidad es la ‘venta’ de un cristianismo fácil, sustentado en una fe ingenua, utilizando las penurias y desdichas para conducir a las personas a una fe esencialmente milagrosa con la salud, aunque sin profundidad espiritual ni raíces consistentes en el alma. Pero, además, también es una permanente confusión de estas iglesias respecto a lo que es solidaridad o socorro de las necesidades humanas y lo que, realmente, significa creer en Dios o tenerlo en la vida. Sin duda, este anárquico desorden entorpece y trastorna muy seriamente la mejora de las condiciones de vida de los africanos, tanto en lo físico y material como en lo anímico y espiritual. Asimismo, gobiernos y entidades solidarias están tomando cartas en el asunto, incluso solicitando penas de cárcel para los pastores que prometan sanidad del SIDA.


ALBERT SCHWEITZER Y LA LUZ EN GABÓN


     En 1952 un médico y teólogo alsaciano, Albert Schweitzer,[8] ganó el premio Nobel de la paz por su tarea humanitaria en un hospital gabonés, en el que había cómodas habitaciones para los blancos y sencillas salas para los negros. En Europa, Schweitzer se convirtió en todo un mito y algunos aristócratas europeos viajaron hasta la remota localidad de Lambarené para tener una experiencia mística viendo a los leprosos del hospital y escuchando al culto doctor Schweitzer tocando piezas de Bach en un piano de cola a orillas del río Ogooué.

     Uno de los elementos que garantizaba el éxito de la visita, y la consecuente donación para el hospital del doctor Schweitzer, era la autenticidad del entorno. El hospital era realmente africano: no disponía de electricidad. A pesar de las cuantiosas ayudas que llegaban a Lambarené, el doctor alsaciano siempre se negó a comprar un generador, ya que creía que los africanos no necesitaban la electricidad para nada. En ese ‘magnífico hospital’, si se tenía que operar a alguien por la noche, se hacía a la luz de las velas, con el riesgo que ello conllevaba para los enfermos. A los visitantes esto les parecía la mar de normal, y tras algunas veladas idílicas en Lambarené, contando historias en torno al fuego, volvían a su casa en Europa y, al llegar pulsaban el interruptor, encendían la luz y abrían su nevera para tomar una cerveza bien helada.


     POSTDATA: Es evidente que 1952 no es 2016. Pero más de sesenta años de distancia no ocultan ni disimulan que en la actualidad aún persisten reminiscencias colonizadoras y supremacistas en las formas y actitudes de los cooperantes. En realidad, el relato del siglo XX se reproduce con las mismas tendencias en el siglo XXI, aunque con otras variables. En la actualidad muchas ONG’s en el Tercer Mundo viven sobre el terreno en dos mundos diferentes, con atenciones de cinco estrellas en hoteles, con servicio doméstico y favores de los nativos de todo tipo. Convivir con la necesidad y los necesitados, a pesar de la distancia de las distintas culturas, no es óbice para disfrutar de privilegios y ventajas que distancien aún más cooperantes de receptores.

     Pero hay también destacadas excepciones que cada vez tienden a ser más habituales. Progresivamente y poco a poco los organismos dependientes de la ONU están incorporando en los campos de misión contenedores prefabricados para uso individual de los cooperantes, con una sola estancia y las mínimas y suficientes comodidades, sin ningún lujo o privilegio más allá de cubrir las necesidades diarias. Este sistema de habitáculo iguala las relaciones éticas entre ambas partes de la misión. En otros casos, como es el caso de las pequeñas ONG’s, la interrelación física y material se hace más efectiva y real, aunque las distancias y privilegios también suelen darse. Hay muchos ejemplos que explican que no es fácil abstraerse de la superioridad y la supremacía Occidental ante los pobrecitos negros de África.


PEPINILLOS EN VINAGRE


     Los pepinillos en vinagre son un producto muy apreciado como aperitivo en muchos países europeos: desde Francia o Rusia hasta España o Alemania. En cambio, en Guinea Ecuatorial nadie los conoce: el pepino crece muy espontáneamente en el país, pero no forma parte de los hábitos alimentarios locales. Además, a muchos africanos el gusto del vinagre les parece absolutamente repugnante.

     Pese a todo, en una ocasión un español propuso a la cooperación oficial española una idea realmente revolucionaria: crear una serie de cooperativas de mujeres dedicadas a la producción de pepinillos en vinagre de cara a la fabricación de conservas. Aseguraba que el negocio era seguro y obtuvo una subvención millonaria. En la región donde se desarrolló el proyecto no había ninguna tradición de cooperativas, ni de asociacionismo femenino, ni, obviamente, de cultivo del pepinillo. Pese a todo, el proyecto funcionó mucho mejor de lo que se podía suponer.

     Al cabo de algunos meses, gigantescas pilas de pequeños pepinos se alineaban a lo largo de la carretera, junto a la cooperativa. Pero no llegó ningún comprador. Ninguno. Los pepinillos acabaron pudriéndose. Y el promotor del proyecto tuvo que salir del país a escondidas, porque las airadas agricultoras iban detrás de él para pegarle. En Guinea nunca se volvió a saber nada del promotor ni tampoco nunca más se supo nada de las suculentas ayudas que había obtenido el proyecto.


     POSTDATA: El negocio de los pepinillos en vinagre es la repetición de otros muchos negocios de europeos que llegan a África y ven ganancias propias mientras afirman que es una buena ocasión para el desarrollo de los locales. Pero como suele suceder muy a menudo, los propósitos y beneficios son solamente en clave propia.

     Eso sí, el proyecto encajaba a la perfección con las líneas diseñadas por los organismos de cooperación: lo gestionaban mujeres, o sea que respondía a la «prioridad de género»; se trabajaba en cooperativas, dentro del marco de la llamada «dinamización de la sociedad civil»; pretendía lograr el crecimiento económico, con lo cual se garantizaba la «sostenibilidad»; y estaba orientado hacia la exportación, tal y como recomendaban los organismos internacionales. La argamasa descriptiva y programática era tan potente y bien construida que, contradictoriamente, no aguantó la simple recolección y manufactura de los primeros pepinillos. Pero mientras el benefactor occidental huía despavorido, los nativos se quedaron con las deudas y sin trabajo. Y, tristemente, este dantesco escenario solidario se repite innumerables veces en otras muchas regiones africanas.


© 2016 Josep Marc Laporta

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     [1] The White Helmets o Syria Civil Defence es una organización no gubernamental con más 2.800 voluntarios que trabajan para salvar vidas en medio del conflicto bélico de Siria. Hasta la fecha cuentan con más de 40.000 vidas salvadas y se comprometen a luchar para acabar con la guerra y reconstruir Siria.
     [2] Aldeas Infantiles SOS (en alemán SOS-Kinderdorf International) es una organización no gubernamental internacional y sin fines de lucro. Fue fundada en el año 1949 por el austríaco Hermann Gmeiner en la ciudad de Imst, Austria. Su sede central está en Austria. La organización se especializa en el cuidado de niños basado en un modelo familiar. Está dirigida a aquéllos que se encuentren en situaciones de riesgo por haber perdido a sus padres o porque los padres no puedan hacerse cargo de ellos.
     [3] Gustau Nerin; Blanco bueno busca negro. Roca Editorial de Libros, 2011.
     [4] El comercio justo es un sistema comercial solidario y alternativo cuyo objetivo es mejorar el acceso al mercado de los productores más desfavorecidos y cambiar las injustas reglas del comercio internacional, que consolidan la pobreza y la desigualdad mundial. Es, además, un movimiento internacional formado por organizaciones de todo el mundo.
     [5] Oxfam es una confederación internacional formada por 17 organizaciones no gubernamentales nacionales que realizan labores humanitarias en 90 países. Su lema es «trabajar con otros para combatir la pobreza y el sufrimiento». Oxfam Gran Bretaña (Oxfam GB) fue fundada, originalmente en Oxford, en 1942 como consecuencia de la II Guerra Mundial para luchar contra el hambre que se vivía en esos momentos. De ahí su primer nombre: Comité de Oxford para ayudar a la Hambruna por un grupo de la Sociedad Religiosa de los Amigos, otros del Activismo social y académicos de Oxford; lo que es ahora la sede de Oxfam en Gran Bretaña.
     [6] El Comercio Justo también tiene sus detractores. Las razones que defienden tiene que ver especialmente en que para que un intercambio sea realmente justo, las condiciones de protección social y de remuneración de los individuos que producen deberían ser idénticas a las de las personas que consumen. También hay argumentos sobre la biodiversidad o la ausencia de relocalización de la propia economía de los países productores.
     [7] Gustau Nerin; Blanco bueno busca negro. Roca Editorial de Libros, 2011.
     [8] Albert Schweitzer (1875-1965) fue un médico, filósofo, teólogo y músico alemán nacionalizado francés, misionero médico en África y Premio Nobel de la Paz en 1952, también conocido por su vida interpretativa de Jesús y su profundo conocimiento de los textos bíblicos.

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