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· Afección en la Moncloa

© 2013 Josep Marc Laporta

«Aquest mal no vol soroll». Este aforismo de la lengua catalana se cumplió a rajatabla en los pasos que dieron los partidos políticos catalanes favorables a la autodeterminación el pasado 12 de diciembre del 2013. ‘Este mal no quiere ruido’ lo aplicaron escrupulosamente en el sigilo de las negociaciones entre CiU, ERC, ICV-EUiA i la CUP, hasta el punto de que la sorpresa mediática y política de presentar pregunta y fecha para realizar la consulta sobre el futuro de Catalunya[1] dejó en transitorio jaque al gobierno del estado español. Evidentemente, el proceso negociador no necesitaba perturbadores e innecesarios ruidos.
Pocas horas después, el presidente del gobierno se presentó ante los medios de comunicación para hacer una firme declaración institucional, aprovechando una rueda de prensa junto al presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy. Pese al aplomo estructural de la declaración, en Mariano Rajoy se vislumbró inquietud, desasosiego e intranquilidad. La sorpresa que supuso la declaración política del Palau de la Generalitat dejó al presidente del gobierno en franca afección.
Rajoy leyó con pretensión de seguridad y firmeza su declaración: «Quiero decirles con toda claridad que esa consulta no se va a celebrar, es inconstitucional y no se va a celebrar. Choca con el fundamento de la Constitución, que es la indisoluble unidad de España. El Gobierno no puede negociar sobre algo que es propiedad de los españoles, la soberanía». Pero detrás de su pausada y firme lectura, y de la consabida puesta en escena presidencial, se apreció un detalle que desveló su auténtica situación anímica y psicológica. No fueron sus tics oculares, tampoco fueron minúsculas contracciones faciales ni el movimiento circular de las manos. La sorpresa para el presidente –y para los que atendemos a la semiótica– fue su voz.
Cuando nos encontramos ante una situación inesperada, que no habíamos anticipado o que atenaza nuestra seguridad personal, la voz acostumbra a timbrar más aguda. Se produce una tensión en las cuerdas vocales que hace que nuestro timbre de voz suba ligeramente. Normalmente se aprecia en las personas que han sido descubiertas en una mentira, ya sea verbal o de acción. La mente no puede controlar fisiológicamente la sorpresa, por lo que la reacción de los músculos tiende a tensionarse unánimemente hasta el punto de que cualquier actividad física revela inequívocamente el inestable estado interno. La voz manifiesta con diáfana claridad ese timbre sutilmente más agudo, hasta el punto de que hay distintas técnicas policiales para atrapar por sorpresa a un encausado y enfrentarlo con la verdad.
Mariano Rajoy no estaba mintiendo. Su cambio de tono fue debido a su instintiva reacción fisiológica respecto a la sorpresiva noticia que llegó desde Barcelona, y que horas más tarde no pudo ocultar. No esperaba ni imaginaba que los partidos catalanes podrían llegar tan rápidamente a un acuerdo para pactar el redactado de la consulta. Más bien al contrario, suponía que las diferencias se impondrían y la cuestión catalana se resolvería por la ineptitud política de los implicados. Pero nunca supuso que el acuerdo sería tan veloz ni que se daría a conocer de manera tan resuelta ni con una puesta en escena tan explícita y contundente.
Es bien sabido que el presidente del gobierno español prefiere dejar que los problemas se resuelvan solos, por inanición. No le gustan las contrariedades ni las complicaciones innecesarias y acostumbra a mirarlas con cierta distancia, esperando que, tal vez, el tiempo participe en su resolución. Es por ello que, en la comparecencia pública, su sensible y agudo cambio de voz no pudo ocultar la propia realidad: la noticia le pilló desprevenido, sin defensas, por sorpresa, en sobresalto emocional y con una profunda consternación. Realmente es lo que nunca hubiera querido ni deseado, pero sucedió.
Ese leve y timbrado cambio de tono fue tan significativo que incluso hizo pasar por alto la mecánica lectura de su declaración. La larga declamación de los fraseos, con puntos seguidos que parecían ser puntos finales o la mirada fija pero desorientada entre el papel y los periodistas no alcanzaron suficiente relevancia semiótica ante un tono de voz que delató su auténtica situación personal: Mariano Rajoy sufrió la más seria afección desde que es presidente. Y en el mismo palacio de la Moncloa.

(Para visionar el vídeo de la comparecencia de Mariano Rajoy: 
http://elpais.com/politica/2013/12/12/actualidad/1386874919_926329.html)



[1] «¿Quiere que Cataluña se convierta en un Estado? Sí o no». A continuación, y en caso afirmativo, habrá una segunda cuestión: «¿Quiere que este Estado sea independiente? Sí o no». La fecha elegida es el 9 de noviembre del 2014.

© 2013 Josep Marc Laporta

Documento en PDF:  http://www.josepmarclaporta.com/llumdenit/Afeccion-en-la-Moncloa.pdf.

Licencia de Creative Commons

6 comentarios:

  1. Realment hem de posar un 10 als nostres polítics, i sobretot al nostre Molt Honorable President de la Generalitat , Artur Mas , ell ha liderat l´entesa d´una manera seriosa, escrupulosa, amb molta finezza,... enhorabona, som un gran país i ara volem votar.

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  2. M Sintes18:26

    Muy bueno! Me parece un análisis perfecto para retratar a Rajoy.

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  3. ISAL18:31

    Brutal análisis. La voz ha dejado a Rajoy a la altura de su nivel político. Que e s mas bien bajo.

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  4. Cagado estaba Rajoy y toda su corte de palmeros ante la amenaza de Mas. La voz le salió gazñada y sin la seguridad que siempre tiene- Noté algo pero no supe ver que estaba muy afectado por lo sucedido. Al hilo de lel artículo imagino que estaría con un cabreo impresionante, de aquellos de órdago. Cagado en los pantalones y viendo la que se le venía encima. Retrato de sicologia pura y dura.

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  5. Sembla mentida que la veu ens hagi de delatar.
    Tan estudiar per saber comunicar, convèncer, mentir, entusiasmar ,.........i que aquest instrument tan íntim i personal de comunicació i la vegada instrument de so el controlem tan poc i ens pugui trair tan o be serveixi com ara per delatar tan el que realment senten alguns.

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  6. Sembla mentida que la veu ens hagi de delatar.
    Tan estudiar per saber comunicar, convèncer, mentir, entusiasmar ,.........i que aquest instrument tan íntim i personal de comunicació i la vegada instrument de so el controlem tan poc i ens pugui trair tan o be serveixi com ara per delatar tan el que realment senten alguns.

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